lunes, 9 de febrero de 2009

Utilidad del Código de Buen gobierno en España

Como respuesta ante los sucesivos casos de corrupción que se estaban dando en el ámbito de lo público de nuestro país a finales de la década de los noventa, el 10 de diciembre de 2004, el Consejo de Ministros presentó el “Anteproyecto del Código para el buen gobierno” el cual posteriormente fue enviado al Parlamento para su aprobación, la cual tuvo finalmente lugar el 28 de febrero de 2005 cuando el código fue aprobado oficialmente por el Consejo de Ministros bajo el título oficial de “Código de Buen Gobierno de los miembros del Gobierno y Altos Cargos de la Administración General del Estado.

Su fin constituye promover la integridad y la buena conducta y dar a los agentes orientaciones sobre la forma en que deben actuar, tomar decisiones y hacer uso de su poder de apreciación en el trabajo cotidiano. Esta serie de principios no tratan de poner en cuestión la honestidad y la conducta profesional de los funcionarios, sino mejorar las competencias de la organización en la que están encuadradas siempre en provecho de la sociedad a la que sirven y en beneficio del interés general, al señalarles unos principios asumidos como valores propios de la organización pública para que de esta forma les guíen como puntos de referencia para que puedan orientar hacia ellos sus conductas o comportamientos dentro de su actividad profesional habitual.”

Sin embargo la corrupción se sigue dando en la esfera de lo público y aún asistimos a todo tipo de casos que implican mala gestión y falta de transparencia y que en definitiva degradan el sistema democrático y dañan la credibilidad institucional.

El problema del valor cualitativo y cuantitativo

Marx realiza un análisis de la teoría económica que no debe confundirse con el estudio de la teoría clásica. Adam Smith liga de un modo completo el avance tecnológico y el aumento de la productividad a la división del trabajo. Esta división del trabajo es fruto de la propensión natural del ser humano al cambio, al trueque. La producción de mercancías tiene sus raíces en la naturaleza humana, la ciencia económica en la ciencia de la producción. Marx, en su caso, no concibe una relación tan directa entre el cambio y la división del trabajo, comprende que no es más que una de las distintas formas en las que puede presentarse la economía.
Aquí aparece la diferencia entre una economía de valores cuantitativos (Smith) y mezcla de cuantitativos y cualitativos (Marx), ya que introduce las distintas relaciones entre productores como elemento del cambio.

Valor de uso
Marx excluye el valor de uso de la economía política al concebirlo como fuera de la relación social. Esta idea es diametralmente opuesta a la consideración de la teoría económica moderna, que como introduce Lionel Robbins: “Consideramos como una serie de relaciones interdependientes aunque conceptualmente discretas entre hombre y bienes económicos”. Marx simplemente renunció a desarrollar una teoría subjetiva de valor.

Valor de cambio
En una sociedad donde el valor social de los productos se mide por su valor de cambio, nos preguntamos cuál es la razón por la que debe considerarse una relación social. La respuesta es la clave de la teoría de valor de Marx. Concibe que en realidad, las distintas producciones de mercancías realizadas de manera individual no sean más que fruto de una red común. Lo que halla expresión es que se trata de mercancías producidas por trabajo humano. El concepto de valor de cambio se aplica sólo “cuando las mercancías están presentes en plural”, mientras que una mercancía es un simple valor.
La mercancía, como valor de uso es un rasgo presente en todas las formas de la condición humana pero como valor, una mercancía es un rasgo de una forma histórica concreta con unas características específicas: división del trabajo desarrollada y producción privada.

Trabajo y valor
La razón de que Marx identifique que todas las categorías económicas deben representar relaciones sociales provoca que el trabajo se encuentre detrás del valor de cambio. El trabajo tiene dos aspectos, uno correspondiente al valor de uso y otro al valor de la mercancía que produce. El trabajo útil es el trabajo representado por el valor de uso y el valor de una mercancía representa el gasto de trabajo humano en general.
Marx dice que el trabajo es la sustancia del valor, considerándolo como algo abstracto. Todo trabajo es gasto de fuerza humana, y eso es lo que da el valor de uso a una mercancía.

Trabajo Abstracto
El trabajo abstracto ocupa un lugar importante en la teoría de Marx, pero no es sencillo de comprender. La característica de ser abstracto no se refiere a ser oculto o subjetivo, sino a que se olvida de los distintos tipos de trabajos y se refiere al TRABAJO en general. Marx no es el primero en concebir el trabajo con esa idea, ya Benjamin Franklin lo dictó de esa manera. Por su parte, Smith definió el trabajo en general como la actividad productora de riqueza. Por tanto, Marx partió de una idea de la teoría clásica y la adaptó.
Esta abstracción no es, pues, una arbitrariedad del autor. Como indica Lukacs, una abstracción “pertenece a la esencia del capitalismo”. La sociedad capitalista se caracteriza por una movilidad en el trabajo alto, no sólo de lugar, sino de puesto, sin especialización. Así, las distintas formas de trabajo vienen a ser algo secundario en el sistema económico. Lo importante es el volumen total de trabajo, lo que determina la fuerza de la sociedad productiva. La utilización de la fuerza de trabajo social varía en función del cambio de las necesidades sociales. Esta visión deja al capitalismo como el sistema que más capacidad de movilidad y flexibilidad produce en la sociedad.

La relación de lo cuantitativo con lo cualitativo en la teoría del valor
Una mercancía parece, en sí misma, un objeto elaborado. Pero lo que encierra es la materialización de trabajo abstracto, ha absorbido parte de la fuerza de trabajo total. Parece, por tanto, que tiene poco que ver con el análisis cuantitativo, pero en realidad para llegar al análisis cuantitativo hace falta entender el valor cualitativo.
La teoría ortodoxa utiliza el análisis cuantitativo para determinar el valor de cambio de los productos. Pero si medimos el producto en función del tiempo utilizado, la significación del valor como medida cuantitativa toma forma. Para Marx “La magnitud del valor expresa... la conexión que existe entre cierto artículo y la parte del tiempo total de trabajo de la sociedad que se requiere para producirlo.” La tarea central de la teoría del valor cuantitativo surge de esta definición del valor como magnitud.

El carácter fetichista de las mercancías
Nuestro análisis de las mercancías nos ha conducido a ver en el valor de cambio una relación entre productores y en la mercancía, una parte del trabajo individual del trabajador como parte del total. Marx, en su doctrina del Fetichismo de la Mercancía fue el primero en percibir el hecho de que debajo de las formas de organización social está la sustancia de las relaciones sociales. En la producción de mercancías la relación básica entre los hombres “adopta, a sus ojos, la fantástica forma de una relación entre las cosas” (según Marx).
Sólo desde los siglos XVII y XVIII podemos encontrar esta mercantilización de las relaciones sociales. Para llegar a este punto, el volumen de producción debe ser alto. El momento es en el que la gente negocia los precios, todo tiene valor, todo es cambiable. La mercancía rige a los productores. Una vez independiente el mundo de las mercancías, el orden social se convierte en una expresión desvirtuada y sin lugar. Sólo están ellos. Las consecuencias, vastas y profundas.
La introducción de métodos de las ciencias naturales en las ciencias sociales es un ejemplo del cambio de concepción de las relaciones sociales. Los Fisiócratas franceses y la doctrina clásica inglesa, partidarios del laissez-faire como política económica, ahonda en la profunda creencia en el carácter impersonal y automático del orden económico.
La materialización de las relaciones sociales ha ejercido una profunda influencia en el pensamiento económico tradicional, al menos en dos aspectos importantes. El primero es haber considerado las categorías de la economía capitalista como las únicas válidas. Esto sería inhabilitar las concepciones anteriores, correctas en su contexto histórico, y sólo concebirlas como modelos erróneos. Se conduce a taxonomía ahistórica y estéril. El segundo, la atribución de poder independiente a las cosas no es en ninguna más clara que en la división tradicional de los “factores de producción” en tierra, trabajo y capital.
Ricardo consiguió introducir una concepción racional de las relaciones de producción capitalistas pero ni él, ni sus seguidores (que se envolvieron en sí mismos y se cubrieron de un velo de imaginación) llegaron tan lejos como los críticos de mediados y finales del siglo XIX.
Apartándose de la economía política en sentido estricto, la forma de producción de mercancías es un velo impecable para tapar la verdadera intención de la sociedad capitalista. Todos parecen en igualdad de condiciones, pero el obrero no observa como se encuentra en inferioridad ante el monopolio de los medios de producción y, en realidad, explotado por otros. Todo se mantiene estable mientras el salario recibido por la mano de obra sea satisfactorio para el trabajador.
Esta apariencia se mantiene por la superestructura de los principios éticos y legales que sirven para justificar el orden existente y para regular la conducta de los hombres hacia él. Sólo con un análisis crítico se pueden encontrar las relaciones subyacentes de hombre a hombre. La doctrina del Fetichismo tiene condiciones que rebasan ampliamente los límites de la economía política y del pensamiento económico. Un sistema social que tiene dominio sobre el hombre lo educa hasta un punto en que es capaz de controlar su propio destino. Al mismo tiempo, le impide advertir los medios de ejercer el poder que está a su alcance, y desvía de más en más sus energías por cauces puramente destructivos.

Valor cuantitativo

El primer paso
En toda sociedad es esencial que el trabajo se aplique a la producción y que los productos se distribuyan entre la sociedad. El valor de cambio de los productos es un aspecto importante, descubrir las características de estas leyes en las relaciones sociales y consciencia social fue la labor que realizamos en el capítulo dedicado al valor cualitativo. En este tema tratamos de descubrir la relación entre las proporciones de mercancías que necesita la sociedad y el tiempo de trabajo total que se gasta en producirlas.
Marx concibe que esa relación es exacta. Así a productos de igual tiempo de producción igual valor. Pero hay que introducir dos matizaciones. La primera es que no hay que discriminar al hábil e igualarlo en condición al inhábil. La segunda es comparar el trabajo cualificado con el trabajo simple. El trabajo cualificado se considera como trabajo simple intensificado. En este punto hay que separar entre el trabajador cualificado por ser habilidoso o el trabajador cualificado entrenado, el que debe mucho a sus maestros. Al final, esa calificación se realiza a espaldas de los productores, condicionado por la costumbre más que por la realidad.
Los críticos mantienen que a mayor cualificación el valor se deduce mayor en el producto. Pero, como se ha visto, puede ser engañoso.
Siguiendo con la reducción de trabajo cualificado a simple, Marx realiza una abstracción pertinente en el sentido del término, al igual que muchos economistas modernos, como Hicks.

El papel de la competencia
Las condiciones de cambio se pueden asimilar a las de tiempo en función del ejemplo del ciervo y el castor de Smith y Ricardo. Éste decía que si un castor se tarda en cazar dos horas y un ciervo una, lo lógico es que el primero valga el doble del segundo. Otro valor desvirtuaría el mercado, haciendo uno inviable o vacío de incentivo.
Para producirse el libre mercado, deben producirse dos circunstancias: que haya libertad para escoger entre cazar un ciervo o un castor y que no haya obstáculos en el cambio. Por lo tanto, la teoría de la determinación de los precios por la oferta y la demanda concurrentes forma parte de la teoría basada en el trabajo. Al final, como indica en Valor, precio y ganancia, “En el momento en que oferta y demanda se equilibran mudamente, y, por lo mismo, cesan de actuar, el precio de mercado de una mercancía coincide con su valor real.”

El papel de la demanda
A Marx se le acusa de no haber dado importancia a la demanda. Es cierto, pero en los términos que lo utiliza, como mero margen de proporción siguiendo con el ejemplo del ciervo y el castor, no es un papel de determinación en los equilibrios. Ahora bien, si la teoría de los valores cuantitativos se amplía al estudio de la asignación de la fuerza de trabajo, no sólo del cambio de productos, si debemos tener en cuenta la demanda. Así el producto mayor consumido tendrá más demanda agregada que en menos consumido.
Es necesario conocer dos clases de informaciones, la información sobre el costo relativo en trabajo y la información sobre la intensidad relativa de la demanda de uno y otro. Así se alcanzará un equilibrio.
Hay que culpar a Marx de que no trabajara en el camino de contemporáneos como Jevons, Walras o Menger en la elaboración de una teoría de los consumidores, y no lo hizo por dos razones principales: la primera es que la demanda social está condicionada por las relaciones sociales más que por las propias necesidades primarias, la demanda del mercado está dominada por la distribución del ingreso. El segundo factor a tener en cuenta es que el autor subrayó que lo importante era el cambio social, “El Capital” investiga la ley económica del movimiento de la sociedad moderna. En la medida de que las necesidades no surgen de requerimientos biológicos y físicos elementales, nos interesa asumir que los factores subjetivos tienen un peso importante pasivo en el proceso de cambio si queremos compartir la idea de Marx. El propio Schumpeter admite que para los problemas en que está interesado la teoría de la opción de los consumidores es poco o nada pertinente. Actualmente, sólo los keynesianos hablan ex profeso en su “teoría pura”.

“Ley de valor” vs. “Principio de planeación”
Lo que Marx llamaba “la ley del valor” resume las fuerzas actuantes en una sociedad productora de mercancías, que regula: a) las proporciones del cambio de mercancías, b) la cantidad producida de cada una, y c) la asignación de la fuerza de trabajo a las diferentes ramas de la producción. La principal condición para la existencia de tal ley es una sociedad de productores privados que satisfagan sus necesidades por el cambio entre ellos. La ley del valor es una teoría de equilibrio general desarrollada en primer término con referencia a la producción simple de mercancías y adaptada después al capitalismo. En una sociedad, a pesar de no estar centralizado el mercado, reina el orden y no el caos.

El valor y el precio de producción
El precio es tan sólo la expresión monetaria del valor. El precio de producción en cambio, son modificaciones de los valores. Los precios de producción se derivan de los valores de acuerdo con ciertas reglas generales, las desviaciones no son arbitrarias ni carecen de explicación. Para negar a Boehm-Bawerk, la teoría del precio de producción no contradice la teoría del valor, la primera es parte de la segunda.

Precio de monopolio
El precio de monopolio está marcado por el anhelo de adquirir de los compradores y su solvencia, independientemente del precio marcado por los costes de producción y el valor del producto. En estos casos, tanto el precio como la calidad producida son distintos de la existente en régimen de competencia.
Por último, hay que subrayar que el monopolio perturba las relaciones de valor cuantitativo pero no las de valor cualitativo. Esto ocurre porque ni los valores de cambio, la representación de una porción de tiempo empleado ni la conmensurabilidad de la mercancía se ven afectados por los elementos que perturba el mercado monopolista. Bajo condiciones de monopolio podemos seguir midiendo y comparando mercancías y conjuntos de mercancías en términos de unidades de tiempo de trabajo, a pesar de que las unidades de medida cuantitativas han dejado de ser válidas.


Juan

La acumulación y el ejército de reserva (Sweezy)

La reproducción simple.

La reproducción simple se refiere a un sistema capitalista que conserva indefinidamente las mismas dimensiones y las mismas proporciones entre sus diversas partes. Para que se cumplan estas condiciones es necesario que los capitalistas repongan cada año el capital gastado o usado y empleen toda su plusvalía en el consumo; y que los obreros gasten todo su salario en el consumo.
Supongamos que toda la industria está dividida en dos grandes ramas: en la I se producen medios de producción y en la II se producen articulos de consumo. Para que se cumplan las condiciones de la reproducción simple, el capital constante usado debe ser igual a la producción total de la rama de bienes de producción, y el consumo combinado de capitalistas y obreros debe ser igual a la producción total de la rama de artículos de consumo.
La producción se divide en dos amplias categorías: producción total de medios de producción y producción total de artículos de consumo. Ambas, tomadas en su conjunto, constituyen la suma de la oferta social de mercancías. El ingreso, por otra parte, podemos decir que se divide en tres categorías: el ingreso del capitalista que éste debe gastar en medios de producción si ha de mantener su posición como capitalista, el ingreso del capitalista que éste es libre de gastar en el consumo (plusvalía) y el ingreso del trabajador (salario). Sin embargo, puesto que hay capitalistas y obreros en las dos grandes ramas de la producción, quizá sea mejor decir que el ingreso se divide en seis categorías, tres por cada rama. Tomadas en su conjunto, éstas constituyen la demanda total de mercancías.
El plan de reproducción es en esencia un expediente para mostrar la estructura de las ofertas y demandas en la economía capitalista, en términos de las clases de mercancías producidas y de las funciones de quienes perciben los ingresos.


Las raíces de la acumulación.

Es inevitable la conclusión de que la reproducción simple implica la abstracción de lo más esencial en el capitalista, a saber, su interes en ampliar capital. Realiza esto convirtiendo una parte de su plusvalía en capital adicional. Su capital acrecentado le permite entonces apropiarse aún más plusvalía, que a su vez convierte en capital adicional, y así sucesivamente. Este es el proceso conocido como acumulación de capital; constituye la fuerza motriz del desarrollo capitalista.
El deseo del capitalista de aumentar el valor que controla (de acumular capital) proviene de su posición especial en una forma particular de organización de la producción social.
La mayor cantidad de plusvalía y también, por lo mismo, el mayor poder de acumulación corresponde al capitalista que emplea los métodos técnicos más avanzados y eficientes. Pero los nuevos y mejores métodos de producción exigen mayores desembolsos de capital y vuelven anticuados y, por lo tanto, sin valor los medios de producción existentes.
La urgencia de acumular no excluye un deseo paralelo, y aun en parte derivado de aumentar el consumo.
Es interesante comparar estas ideas de Marx sobre los motivos de la acumulación y el consumo de los capitalistas con las teorías contemporáneas ortodoxas que ponen el acento en la “abstinencia” y la “espera”. Según la teoría de la abstinencia, es penoso para el capitalista “abstenerse” de consumir a efecto de acumular, y, por tanto, el interés del capital debe considerarse como el necesario galardón de tal abstinencia.
La teoría de la espera (Alfred Marshall) dice que los capitalistas desean consumir todo lo que poseen. No lo hacen desde luego porque esperan podrán consumirlo con interés en el futuro.


La acumulación y el valor de la fuerza de trabajo: planteamiento del problema.

Nos interesa investigar los efectos de la cantidad acrecentada del capital variable, o lo que viene a ser lo mismo, la demanda acrecentada de la fuerza de trabajo, que va implícita en el proceso de acumulación.
Partimos, pues, del hecho indudable de que la acumulación implica un aumento en la demanda de fuerza de trabajo. Ahora bien, cuando aumenta la demanda de una mercancía cualquiera, su precio sube asimismo; y esto lleva consigo una desviación del precio respecto del valor. Habiendo sentado en esta forma el principio general, nos impresiona en seguida un hecho notable: la fuerza de trabajo no es una mercancía ordinaria. No hay capitalista que pueda dedicarse a producir fuerza de trabajo en caso de que suba el precio de ésta: en realidad no hay ninguna “industria de fuerza de trabajo”. Sólo en una sociedad esclavista se puede hablar propiamente de una industria de fuerza de trabajo.
La acumulación eleva la demanda de fuerza de trabajo y no es ya lícito suponer la igualdad entre los salarios y el valor de la fuerza de trabajo.
La teoría cuantitativa del valor y la ganancia de Ricardo es muy semejante, excepto en materia de terminología, a la de Marx. “El trabajo –dice Ricardo- como todas las demás cosas que se compran y se venden, y que pueden aumentar o disminuir en cantidad, tiene su precio natural y su precio de mercado. El precio natural del trabajo es el precio necesario para que los trabajadores, uno con otro, puedan subsistir y perpetuar su raza, sin aumento ni disminución.”
El mecanismo necesario para asegurar el que los salarios permanezcan más o menos al nivel convencional de subsistencia, reside en una teoría de la población. Marx la llamará “el dogma de los economistas”.



La solución de Marx: el ejército de reserva del trabajo.

Marx estaba, por supuesto, bien enterado de la tendencia de los salarios a subir bajo el impacto de la acumulación de capital. El ejército de reserva consiste de obreros desocupados que, mediante su competencia activa en el mercado de trabajo, ejercen una presión constante, hacia abajo, en el nivel del salario.
El ejército de reserva se recluta principalmente entre aquellos que han sido desplazados por la maquinaria. Marx consideraba la introducción de maquinaria para economizar trabajo como una respuesta más o menos directa de los capitalistas a la tendencia ascendente de los salarios.
Si la población crece la ampliación continua del ejército de reserva, digamos como una proporción más o menos constante de la fuerza trabajadora total, es una posibilidad perfectamente lógica. Marx no fue el primero en descubrir la posibilidad del desplazamiento del trabajo por la maquinaria.



La naturaleza del proceso capitalista.

La acumulación estimula indirectamente el desarrollo de la población; el aumento del número de habitantes obliga a recurrir a tierras inferiores; las cosas necesarias para la vida sólo pueden producirse, por consiguiente, a un costo sin cesar creciente en términos horas-hombres. Esto implica un alza en el valor del trabajo y, en consecuencia, de los salarios como una proporción del producto total; y, por lo mismo, también, un descenso de la ganancia como una proporción de producto total. Finalmente, la acumulación por los capitalistas “cesará del todo cuando sus ganancias sean tan bajas que no representen para ellos una compensación adecuada por las molestias y los riesgos que necesariamente afrontan empleando su capital en forma productiva”. El progreso económico debe ser finalmente detenido por dos leyes naturales preponderantes e inmutables: la ley de la población y la ley de los rendimientos decrecientes.
Ésta es una teoría de la evolución económica que se deduce con precisión lógica de algunas premisas iniciales claramente enunciadas. La teoría maltusiana de la población no pudo sobrevivir al notable descenso en la curva de las tasas de natalidad que comenzó durante la década del 1870, en los países occidentales más avanzados. Los economistas, gradualmente y de mala gana, se vieron obligados a abandonar la teoría de la población y con ella toda la teoría clásica de la evolución económica.
El desarrollo de la teoría económica de Marx, sin embargo, no podía conducir a tales resultados, rechazando desde el principio todo tráfico con el maltusianismo. Es principalmente por medio de las innovaciones tecnológicas para economizar el trabajo, como se recluta el ejército de reserva, y sólo por la existencia continua del ejercito de reserva pueden sobrevivir la plusvalía y la clase que ella sostiene.
La noción marxista subraya principalmente los cambios que ocurren en los métodos de producción, implica el cambio cualitativo en la organización social y en las relaciones sociales, a la vez que el cambio cuantitativo en las variables económicas como tales. Así se abre el camino para considerar el “resultado final” como una reconstrucción revolucionaria de la sociedad, más bien como un mero estado de reposo.



Juan

martes, 3 de febrero de 2009

Mi experiencia en el blog y en Sistema Económico Mundial


Sistema económico mundial me ha resultado una asignatura muy interesante sobretodo debido a su dinamismo y a la posibilidad de adaptar el conocimiento a diferentes formas de aprendizaje. Todavía hoy en día es necesaria a destrucción de la cultura de tomar apuntes de forma excesiva, practica por otra parte muy frecuente en nuestra facultad.

Por eso cuando se nos abre la oportunidad de nuevas formas de aprendizajes, yo creo que nos enfrentamos a las clases de una manera más saludable, y por supuesto más motivados.

El problema es que actuar en clase como copista impide la reflexión de la materia que se esta tratando. Por eso la dínamica de las clases durante sistema económico ha provocado que la gente si anime más y se esfuerce en su trabajo, que ofrezca una mayor iniciativa y sobretodo que demuestre una mayor ilusión con lo que hace en el aula. Además, la oportunidad de que la clase este abierta al debate es muy satisfactorio, porque en los momentos que se ha dado en clase, siempre ha sido desde el conocimiento del tema y tratando de entender las posturas expuestas y demostrar empatía.


En el caso del Blog (nunca había tenido ninguno), cuando abrí este de clase pensé que no le prestaría mucha atención porque realmente no tenía ni idea de que escribir en él. Por eso lo llamé "notas insolubles" porque pensé que seguramente las ideas expuestas no tendrían ningún calado y que en definitiva no me irían a hacer reflexionar.

Pero a medida que comencé con ello me di cuenta de que a través del Blog desarrollaba una serie de ideas que podrían tener algún valor, y que de alguna forma contradecían mis primeras impresiones a cerca de la iniciativa del blog.


Con todo ello la experiencia ha sido más que satisfactoria, todas estas iniciativas me han ayudado ha abrir un poco más la mente ya que en sistema económico mundial no se ha seguido la fórmula tradicional a la que estamos acostumbrados en políticas y que actuan de freno para la reflexión.

En cierto sentido me da pena de que se haya acabado el curso, de todas formas estoy entusiasmado de que pueda continuar la iniciativa propuesta de "música realidad social".




Juan

La naturaleza de las crisis capitalistas (Sweezy)

Al contrario que muchos de los autores que coexistieron en su tiempo, Marx nunca perdió de vista el asunto de las crisis, si bien no entró nunca al análisis detallado y conciso de dicho problema. La anterior frase puede parecer una contradicción, sin embargo no lo es, Marx habló de las crisis pero en niveles de abstracción tales, que por el camino dejó muchos de los aspectos esenciales de las mismas. Bien fuera por falta de tiempo, bien a causa de pormenores que no vienen al caso, lo cierto es que su análisis de las crisis quedó incompleto y por ello, fueron los escritores de la escuela marxista que le sucedieron, lo que aportaron algo más de luz a la materia.

En la producción simple de mercancías, la fórmula base que rige toda transacción es M-D-M, osease, mercancía-dinero-mercancía, desaparecido el sistema del trueque e introducido el dinero, se ahorra tiempo y surge una mayor especialización. Sin embargo ya aquí la crisis es posible, y es que el momento en que vendida mi mercancía decida no comprar el ciclo se interrumpe, como consecuencia tendremos mercancías sin vender y necesidades sin satisfacer. No es que la causa de la crisis sea la sobreproducción, al contrario, como resultado de la crisis tenemos la sobreproducción .En una sociedad regida por el sistema de producción simple de mercancías, el atesoramiento solo se da bajo la figura del avaro. Dicho atesoramiento suele ser gradual y se da durante un largo período de tiempo, sin embargo si proporcionalmente a esto crece la oferta y la demanda no tiene por que haber una crisis. Si excluimos factores de carácter externo como puedan ser guerras o catástrofes naturales, se puede decir que en este tipo de sistema las crisis no son algo demasiado probable.

Uno de los errores cometidos por los economistas clásicos fue dar por hecho que la producción simple de mercancías y la producción capitalista funcionaban de la misma mira, como ejemplo de esto tenemos la ley de Say, formulada por el discipulo de Smith, Jean Baptiste Say, que decía que a una venta sigue invariablemente una compra por igual cantidad, por tanto no puede interrumpirse la circulación de mercancía-dinero-mercancía, lo cual implica que no hay lugar para la crisis ni a la sobreproducción, lo cual es una teoría que se desvanece de entrada en el sistema capitalista, donde la crisis son un hecho más que probado.

Ricardo afirmaba que la sobreproducción era imposible puesto que se produce con el propósito de consumir, para Marx esto era absurdo, no existe la obligación de comprar para vender, venta y compra son dos acciones separadas en tiempo y espacio, por tanto el supuesto de dejar de comprar y seguir vendiendo es posible, y existiendo la posibilidad puede darse la crisis.

En el capitalismo la circulación se da de otra manera, se convierte en Dinero (D)-Mercancía-Dinero (D´), siendo D´ de mayor valor que D. Sin embargo que obrero y capitalista desarrollen su vida en la misma esfera no significa que se muevan por las mismas ambiciones, y es que mientras que este último se mueve por el deseo de acumulación, el obrero busca asegurarse un futuro para cuando su fuerza de trabajo ya no sea vendible, las diferencias entre ambos radican en las existentes entre D-M-D y M-D-M.
En el sistema capitalista la crisis es mucho más probable y es que en la ecuación D-M-D el capitalista está interesado en elevar al máximo su tasa de la ganancia, por tanto en el momento en que el capitalista vea que la tasa de ganancia por lo que sea disminuye sin llegar a cero, el capitalista puede replantearse poner a circular su dinero dando esto lugar a la crisis. En base a esto tenemos dos supuestos: en el primero de ellos en el momento en que la tasa de ganancia desaparece, el incentivo de la producción capitalista deja de existir, se reduce la circulación y esto da como resultado una sobreproducción, en el segundo de los casos la tasa de ganancia disminuye y los capitalistas reducen sus operaciones, en ambos casos el resultado es el mismo: crisis, y es que el capitalista no está obligado a reinvertir su dinero, puede esperar y guardarlo mientras tanto y es que el arma de doble filo del sistema capitalista es precisamente que su fin es la acumulación del capital.


Juan

El método de Marx (Sweezy)

En matería de economía política, las contribuciones más relevantes que aportó Marx son de índole metodológica. El método en Marx lleva la huella de sus predecesores clásicos y es que era partidario del método abstracto-deductivo, o lo que es lo mismo el método por el cual vamos de lo abstracto hacia lo concreto mediante aproximaciones, de esta manera la teoría se extiende y abarca campos mayores, pudiendo ser aplicada a realidades más amplias. Sin embargo con el uso de la abstracción por parte de Marx ya empiezan a aparecer las primeras diferencias con la escuela de Ricardo. La abstracción por si misma no produce ningún tipo de conocimiento no es más que una herramienta que bien usada puede proporcionárnoslo. Para usar bien la abstracción dos cosas hay que tener en cuenta., en primer lugar debemos determinar en que la vamos a utilizar, y en segundo lugar tenemos que identificar los elementos esenciales de nuestro problema.
Lo que a priori parece tarea sencilla, en la práctica es de todo menos simple, y es que no existen dos investigadores que manejen la abstracción de la misma manera, y no por ello la razón la tiene uno solo, cada cual toma un punto de vista y es a partir de ahí desde donde usa la abstracción, Marx, por ejemplo tenía por objetivo poner al desnudo la ley económica del movimiento de la sociedad moderna, objetivo que no es compartido por las escuelas de pensamiento no marxista. Tampoco es tarea sencilla distingue lo esencial, de lo no esencial, y es que no hay una formula magistral que nos diga lo que es relevante y lo que no, sin embargo en la práctica es preciso que formulemos una hipótesis donde lo esencial quede planteado, profundizar en la misma y a través de la observación de la realidad sacar conclusiones.
A Marx le preocupaba la sociedad en su conjunto y muy especialmente el proceso de cambio social, cambio que se desarrolla en la esfera de la economía política, no es que Marx pensará que todo era reducible a lo económico pero le interesaba la manera en que lo económico y lo no económico influía en la existencia social. Marx apostaba por la idea de que la clave del cambio social se encontraba en el movimiento de los medios de producción, y a través del estudio histórico del modo de producción, descubrió un elemento de vital importancia para sus estudios: los conflictos de clase. Pero no los conflictos de clase, reducidos a los términos agrarios que planteaba Ricardo, sino en el nuevo escenario que planteaba la sociedad capitalista, por ende la relación principal pasará a darse ahora entre capitalistas y obreros, burguesía y proletariado. Para llegar a adoptar esta actitud al menos dos pasos dio Marx:
1º supuso provisionalmente alejadas todas las relaciones sociales, salvo las existentes entre capital y trabajo.
2ºredujo la relación entre capital y trabajo a su forma más importante, buscando la más representativa, Marx escogió para este paso las relaciones que entre el capital y el trabajo se dan en la esfera industrial.
La relación entre capital y trabajo se caracteriza por el cambio, por tanto en primer lugar debemos analizar dicho cambio.
Retomando el tema de la abstracción decir que el propósito de la misma no es distanciarse del mundo real, sino sacar de esa realidad determinados aspectos para aislarlos por tiempo limitado. Esta claro eso si que cuanto mayor sea el nivel de abstracción mayor será el carácter provisional de los datos que hayamos obtenido.
A la hora de juzgar la validez de las críticas hechas a la abstracción debemos plantearnos las siguientes tres cuestiones:
¿Están hechas con la debida consideración al problema que estudian?
¿Eliminan los elementos no esenciales del problema?
¿Se abstiene de eliminar los elementos esenciales?

Solo si la respuesta a estas tres preguntas es afirmativa, se habrá observado el principio de la abstracción apropiada.
El método usado por Marx es ante todo histórico, para él la realidad social forma parte de este conjunto histórico, un proceso que en principio, no tiene fin, este proceso no es mecánico es producto del resultado de la acción humana, sin embargo esta acción está limitada por la sociedad en que se desarrolla.
Mientras que para los no marxistas todo es transitorio, salvo el capitalismo, razón por la cual no solo no es criticable sino que es incuestionable, para Marx este puede ser víctima de los cambios provocados por la acción humana, por ende es y debe ser cuestionado.


Juan

Plusvalía y capitalismo (Sweezy)

El Capitalismo: Bajo la producción simple de mercancías, cada productor posee y trabaja con sus propios medios de producción; bajo el capitalismo, la propiedad de los medios corresponde a un conjunto de individuos y el trabajo lo realizan otros. Tanto los medios de producción como la fuerza de trabajo, son mercancías y las relaciones entre propietarios y no propietarios tienen el carácter de relaciones de cambio.
El capitalista se presenta en el mercado con Dinero, compra Mercancías y, entonces, después de cumplido un proceso, vuelve al mercado con un producto que convierte otra vez en dinero. El dinero es el principio y el fin. De aquí que el proceso significativo desde el punto de vista del capitalismo sea D-M-D´, en el que D´es mayor que D.
Este incremento de dinero, l diferencia entre D´y D es lo que Marx llama plusvalía, ésta suministra “el fin directo y el incentivo determínate de la producción”.
El proceso inacabable y sin descanso de la obtención de ganancias es el sólo fin que persigue el capitalista.
El origen de la Plusvalía: Es necesario ante todo analizar el valor de la mercancía fuerza de trabajo. El capitalista toma a salario al obrero, es decir, compra la capacidad de trabajo del obrero, su fuerza de trabajo, esta fuerza de trabajo es el trabajador mismo.
¿Cómo se determina el valor de esta “mercancía peculiar”?
Marx responde lo siguiente:
-El valor de la fuerza de trabajo se determina por el tiempo de trabajo necesario para la producción, es el valor de los medios de subsistencia necesarios para el mantenimiento del trabajador.-
Análisis de la plusvalía:
El capitalista compra lo que compra y vende lo que vende a sus valores de equilibrio pero en algún momento del proceso se ha creado más valor o plusvalía.
Marx se plantea que la fuerza de trabajo sea la fuente de la plusvalía: el capitalista paga al obrero una suma correspondiente al valor de los medios de subsistencia. Supongamos que ese valor es el producto del trabajo de seis horas, significa que después de seis horas de producción el obrero ha añadido al valor de los materiales y la máquina usados el valor adicional suficiente para compensar sus propios medios de subsistencia. Pero e obrero se ha vendido al capitalista por un día. Supongamos que la jornada de trabajo es de doce horas, entonces, en las últimas seis horas continúa agregando valor, ahora es un valor en exceso para compensar sus medios de subsistencia, es en suma, plusvalía que el capitalista toma para sí.
En consecuencia, la jornada de trabajo puede dividirse en dos partes, trabajo necesario y trabajo excedente.
Lo específico del capitalismo es la forma que asume la explotación, a saber, la producción de plusvalía.
Los componentes del valor: El valor de cualquier mercancía se puede dividir en tres partes, la primera repredentra el valor de los materiales y la maquinaria, es el capital constante (c); la segunda es la que restituye el valor de la fuerza de trabajo y produce además un excedente, una plusvalía, se llama capital variable (v); la tercera es la plusvalía misma (p).
La suma de c, v y p dará el valor total.
El valor total equivale a las entradas brutas por ventas, el capital constante al desembolso en materiales más depreciación, el capital variable al desembolso en sueldos y salarios, y la plusvalía al ingreso disponible para su distribución como interés y dividendos o para su reinversión en el negocio.
La tasa de plusvalía: La fórmula anterior constituye la espina dorsal analítica de la teoría económica de Marx. Se derivan de ella ciertas proporciones.
La primera lleva el nombre de Tasa de la plusvalía y se define como la proporción de la plusvalía con respecto al capital variable (p´)
p / v = Tasa de la plusvalía.
Supongamos así que el día de trabajo es de doce horas y que seis horas corresponden al trabajo necesario y seis horas al trabajo excedente, entonces:
6 hs. / 6 hs. = 100 por ciento.
La magnitud de la tasa de plusvalía es determinada por tres factores, la duración del día de trabajo, la cantidad de mercancías que entran en el salario real la productividad del trabajo.
La tasa de plusvalía puede elevarse ya sea por una extensión del día de trabajo, o por una rebaja del salario real, o por un aumento de la productividad del trabajo o bien, finalmente, por alguna combinación de las tres operaciones.
Marx trabaja con la suposición de que la tasa de plusvalía es igual en todas las ramas de la industria. Esta suposición implica condiciones que , en la práctica se dan parcialmente.
La composición orgánica del capital: Es la segunda proporción, es una medida de la relación del capital constante con el capital variable, en el capital total usado en la producción (o).
C / c ­± v = o = composición orgánica del capital.
Los factores que determinan la composición orgánica del capital están sujetos a varias influencias causales.
La Tasa de la ganancia: Es, para el capitalista, la proporción crucial, la proporción de la plusvalía con respecto al desembolso total del capital (g).
P / c ± v = g = Tasa de la ganancia.
A pesar del hecho de que la tasa de la ganancia es variable crucial desde el punto de vista del comportamiento del capitalista, debe mirársela como dependiente de las dos variables más fundamentales, las anteriores.
Todo capitalista que logre mantener una ventaja en cuanto a métodos técnicos, puede disfrutar de una tasa más alta de la plusvalía y, por consiguiente, de una tasa más alta de la ganancia.

Juan