martes, 3 de febrero de 2009

La naturaleza de las crisis capitalistas (Sweezy)

Al contrario que muchos de los autores que coexistieron en su tiempo, Marx nunca perdió de vista el asunto de las crisis, si bien no entró nunca al análisis detallado y conciso de dicho problema. La anterior frase puede parecer una contradicción, sin embargo no lo es, Marx habló de las crisis pero en niveles de abstracción tales, que por el camino dejó muchos de los aspectos esenciales de las mismas. Bien fuera por falta de tiempo, bien a causa de pormenores que no vienen al caso, lo cierto es que su análisis de las crisis quedó incompleto y por ello, fueron los escritores de la escuela marxista que le sucedieron, lo que aportaron algo más de luz a la materia.

En la producción simple de mercancías, la fórmula base que rige toda transacción es M-D-M, osease, mercancía-dinero-mercancía, desaparecido el sistema del trueque e introducido el dinero, se ahorra tiempo y surge una mayor especialización. Sin embargo ya aquí la crisis es posible, y es que el momento en que vendida mi mercancía decida no comprar el ciclo se interrumpe, como consecuencia tendremos mercancías sin vender y necesidades sin satisfacer. No es que la causa de la crisis sea la sobreproducción, al contrario, como resultado de la crisis tenemos la sobreproducción .En una sociedad regida por el sistema de producción simple de mercancías, el atesoramiento solo se da bajo la figura del avaro. Dicho atesoramiento suele ser gradual y se da durante un largo período de tiempo, sin embargo si proporcionalmente a esto crece la oferta y la demanda no tiene por que haber una crisis. Si excluimos factores de carácter externo como puedan ser guerras o catástrofes naturales, se puede decir que en este tipo de sistema las crisis no son algo demasiado probable.

Uno de los errores cometidos por los economistas clásicos fue dar por hecho que la producción simple de mercancías y la producción capitalista funcionaban de la misma mira, como ejemplo de esto tenemos la ley de Say, formulada por el discipulo de Smith, Jean Baptiste Say, que decía que a una venta sigue invariablemente una compra por igual cantidad, por tanto no puede interrumpirse la circulación de mercancía-dinero-mercancía, lo cual implica que no hay lugar para la crisis ni a la sobreproducción, lo cual es una teoría que se desvanece de entrada en el sistema capitalista, donde la crisis son un hecho más que probado.

Ricardo afirmaba que la sobreproducción era imposible puesto que se produce con el propósito de consumir, para Marx esto era absurdo, no existe la obligación de comprar para vender, venta y compra son dos acciones separadas en tiempo y espacio, por tanto el supuesto de dejar de comprar y seguir vendiendo es posible, y existiendo la posibilidad puede darse la crisis.

En el capitalismo la circulación se da de otra manera, se convierte en Dinero (D)-Mercancía-Dinero (D´), siendo D´ de mayor valor que D. Sin embargo que obrero y capitalista desarrollen su vida en la misma esfera no significa que se muevan por las mismas ambiciones, y es que mientras que este último se mueve por el deseo de acumulación, el obrero busca asegurarse un futuro para cuando su fuerza de trabajo ya no sea vendible, las diferencias entre ambos radican en las existentes entre D-M-D y M-D-M.
En el sistema capitalista la crisis es mucho más probable y es que en la ecuación D-M-D el capitalista está interesado en elevar al máximo su tasa de la ganancia, por tanto en el momento en que el capitalista vea que la tasa de ganancia por lo que sea disminuye sin llegar a cero, el capitalista puede replantearse poner a circular su dinero dando esto lugar a la crisis. En base a esto tenemos dos supuestos: en el primero de ellos en el momento en que la tasa de ganancia desaparece, el incentivo de la producción capitalista deja de existir, se reduce la circulación y esto da como resultado una sobreproducción, en el segundo de los casos la tasa de ganancia disminuye y los capitalistas reducen sus operaciones, en ambos casos el resultado es el mismo: crisis, y es que el capitalista no está obligado a reinvertir su dinero, puede esperar y guardarlo mientras tanto y es que el arma de doble filo del sistema capitalista es precisamente que su fin es la acumulación del capital.


Juan

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